domingo, 18 de marzo de 2012

Avanza refinería... ¡nada!

A la Refinería Bicentenario se le han asignado más de 8 mil mdp en los dos últimos años, pero sólo ha ejercido 3% de esos recursos

Atitalaquia, Hidalgo.- Se anunció como un proyecto que generaría prosperidad y desarrollo, pero lo único que hay es una barda inconclusa.

A más de dos años y medio de que Pemex decidió que Hidalgo sería la sede de la Refinería Bicentenario, su construcción no ha comenzado, el presupuesto destinado para su ejecución registra un subejercicio del 97 por ciento y el retraso de la obra ya genera problemas económicos, sociales y de inseguridad en las comunidades cercanas.

El nuevo tren de refinación, considerado el megaproyecto del actual sexenio, se planteó como un futuro promisorio para el estado que actualmente ocupa el sexto lugar de marginación a nivel nacional: inyectaría dinamismo a la economía local y regional, mejoraría la calidad de vida de los habitantes y generaría fuentes de empleo con salarios superiores a los ofrecidos por las empresas ya asentadas en la entidad.

La realidad es otra. La falta de coordinación entre los gobiernos federal y local, la desconfianza entre ambos y las pugnas políticas colocaron en el limbo el proyecto para el que ejidatarios de los municipios de Atitalaquia, Tlaxcoapan y Tula vendieron sus tierras.

En los últimos cuatro años se han dado cuatro fechas para el inicio de la obra: la página en internet de Pemex señala agosto de 2009; en marzo de 2010 la paraestatal y el gobierno de Hidalgo aseguraron que arrancaría entre abril y mayo de 2011; dos meses más tarde el presidente Felipe Calderón indicó que iniciaría ese mismo año, y unos días después se rectificó la fecha para el primer trimestre de 2012.

De acuerdo con la presentación del proyecto, éste debió comenzar en 2009, pero informes oficiales indican que hasta el momento sólo dos acciones relacionadas con la refinería han sido etiquetadas en el presupuesto: la barda perimetral y los estudios de preinversión. Ninguno de los dos cumplió con los plazos para su ejecución.

La barda perimetral de 14.7 kilómetros de longitud estaba programada para concluir en 2011. Según la Secretaría de Hacienda, su construcción comenzó con dos años de retraso y a diciembre del año pasado registraba un avance menor al 53 por ciento; mientras que los estudios de preinversión –necesarios para determinar la tecnología, la ubicación y la infraestructura– presentaban un avance del 11 por ciento.

El proyecto se ha retrasado tanto que ninguno de los funcionarios que lo impulsaron se encuentra actualmente en sus cargos: Georgina Kessel dejó la Secretaría de Energía; Luis Téllez renunció a la Secretaría de Comunicaciones y Transportes; Juan Camilo Mouriño murió en un accidente aéreo; Jesús Reyes Heroles dejó la dirección de Pemex, y Miguel Ángel Osorio Chong concluyó su gestión como gobernador de Hidalgo y hoy ocupa un cargo en el PRI.

Subejercicios

La obra tiene un costo total de 129 mil millones de pesos que se etiquetarían en diversas partidas hasta 2016, año en el que se preveía que iniciara la operación de la nueva refinería.

Entre 2010 y 2011, la Cámara de Diputados autorizó una bolsa de 8 mil 150 millones de pesos para el desarrollo de la obra, pero Pemex Refinación ejerció menos del 6 por ciento.

Según información de Hacienda, en 2010 el presupuesto fue de más de 5 mil millones de pesos. La paraestatal gastó únicamente 139 millones.

El informe de la Revisión de la Cuenta Pública 2010 señala que dicho subejercicio se debió al retraso del gobierno de Hidalgo en la entrega de las 700 hectáreas en las que se llevará a cabo la obra y a que la licitación para la construcción de la barda perimetral se declaró desierta y se repuso hasta el año siguiente.

Ante la incapacidad para ejercer los recursos, en 2011 la Cámara de Diputados redujo el presupuesto a 3 mil 413 millones de pesos; a pesar de ello, volvió a registrarse un subejercicio del 97 por ciento, toda vez que la paraestatal erogó menos de 96 millones.

Para 2012 la bolsa aprobada es de mil 800 millones de pesos, de los cuales más de 36 serán para continuar la construcción de la barda perimetral.

La refinería imposible

A diferencia de otras obras de infraestructura, la Refinería Bicentenario no se encuentra rezagada por falta de recursos, permisos o de un plan de ejecución. Su retraso es consecuencia de las pugnas políticas entre los gobiernos local y federal.

En marzo de 2009 Pemex anunció que las mejores opciones para construir la nueva refinería eran Hidalgo y Guanajuato.

El anuncio generó una competencia entre el grupo del panista Juan Manuel Oliva, gobernador de Guanajuato, y el de Miguel Ángel Osorio Chong, entonces gobernador de Hidalgo y actual operador político del abanderado del PRI a la Presidencia, Enrique Peña Nieto.

La apuesta del gobierno federal era que el proyecto se construyera en Guanajuato, uno de los principales bastiones del PAN. Por ello Pemex impuso un plazo de 100 días para que Hidalgo donara las 700 hectáreas requeridas para la obra y la Secretaría de la Reforma Agraria invalidó la venta de ejidos en El Llano, la principal apuesta de Osorio Chong para cumplir a tiempo con la entrega de los terrenos.

Los intentos para que Guanajuato se quedara con el proyecto alargaron un año la elección de la sede.

Al final Pemex anunció que Hidalgo era la mejor opción para construir la refinería por su mejor ubicación –el centro del país– y porque su construcción resultaría 600 millones de dólares más barato.

En el afán de cumplir con la donación de las hectáreas, el gobierno de Osorio Chong adquirió terrenos atravesados por canales de riego en los que se asientan basureros municipales y vestigios arqueológicos, ignorando así los requerimientos de la paraestatal.

Actualmente siguen ahí los basureros, los canales y los vestigios, lo que mantiene retrasado el arranque formal del proyecto. Pemex y el gobierno estatal tardaron cinco meses en ponerse de acuerdo respecto a quién le correspondía mover los rellenos sanitarios y desviar los canales de riego: el primero señalaba que era obligación de Hidalgo entregar las hectáreas listas; el segundo argumentó que no contaba con los recursos para hacerse cargo de esos "inconvenientes". Finalmente lo hará Pemex

Hasta ahora, el único punto en el que se han puesto de acuerdo es en el de los vestigios arqueológicos. El 23 de junio de 2010, el secretario de Educación Pública, Alonso Lujambio, informó que Pemex y el Instituto Nacional de Antropología e Historia acordaron no llevar a cabo construcción alguna en un perímetro de 49 hectáreas a fin de no afectar vestigios de las culturas Tolteca y Teotihuacana encontrados allí.

El 15 de septiembre de 2011, el gobierno de Hidalgo informó que el INAH había liberado el 90 por ciento del polígono reservado al concluir sus investigaciones y rescatar lo que tenía valor cultural. El nuevo gobernador, Francisco Olvera, mostró su beneplácito porque eso permitiría que el proyecto caminara "en tiempo y forma".

Problemas sociales

Mientras Pemex y el gobierno local resuelven sus diferencias, las comunidades cercanas a la obra padecen las consecuencias.

Jaime Reyes Galindo, alcalde de Atitalaquia –que junto con Tlaxcoapan y Tula conforman el polígono para la refinería–, señala que el municipio ha recibido como apoyo de Pemex 40 mil litros de gasolina, 40 mil litros de diesel, 240 toneladas de AC20 (asfalto) y tres pipas usadas de 20 mil litros cada una.

Apoyos que no se comparan con las afectaciones sociales, económicas y de inseguridad que el proyecto ha generado.

En los últimos dos años seis personas fueron asesinadas luego de que el gobierno del estado difundió el precio al que compró cada metro cuadrado de tierra, las comunidades más beneficiadas y las fechas en las que finiquitó el pago de los más de mil millones de pesos con los que se endeudó para adquirir los terrenos.

En estas comunidades, en donde los actos delictivos no eran un problema social grave, hoy las llamadas de extorsión han orillado a muchas familias a cancelar sus líneas telefónicas y sustituirlas por teléfonos celulares, y a no salir de noche.

El edil Reyes Galindo indica que cuando el gobierno estatal negoció la venta de los terrenos con los ejidatarios les prometió empleo, apoyos para mejorar la infraestructura, concesiones de transporte público y la posibilidad de convertirse en proveedores de servicios para la paraestatal.

"Decían a las personas que tenía predios que iban a ser considerados con una ficha para trabajar en Pemex, que iba a haber un incremento de transporte, que se les iba a apoyar con concesiones, pero todo fueron nada más palabras", indica.

Atraídos por esas promesas y por las presiones del gobierno local, 800 familias del municipio vendieron sus parcelas que en conjunto sumaron más de 500 hectáreas. Dos años después, los ejidatarios no tienen trabajo, sus tierras –ahora propiedad de Pemex– están sin producir y el dinero que les pagaron se acabó en inversiones que hoy son ociosas.

Algunos construyeron accesorias para establecer negocios, otros compraron maquinaria pesada y muchos más remodelaron sus viviendas o compraron un auto, un lujo para estas comunidades en donde la mayoría de la población económicamente activa se compone de agricultores, obreros y albañiles.

Actualmente, las accesorias están cerradas porque las personas que, según las autoridades locales, llegarían atraídas por la construcción de la nueva refinería nunca arribaron. Los únicos negocios que sobreviven son pequeñas tienditas y cafés internet, aunque la mayoría del tiempo están vacías.

La maquinaria pesada en la que muchos invirtieron prácticamente todo el pago de sus terrenos está guardada en los patios de sus casas, porque para ser proveedor de Pemex es necesario concursar en licitaciones.

Las fuentes de empleo siguen siendo una promesa porque la paraestatal posee sus propios mecanismos de contratación –vía el sindicato petrolero– y el municipio no cuenta con personal capacitado para cumplir con los requerimientos del proyecto.

La barda perimetral es la única obra en marcha hasta el momento y generó unos cuantos empleos, pues de los 300 trabajadores contratados por Martínez Aguilar Construcciones, pocos son originarios de Atitalaquia.

"La gente ya gastó su capital en una tiendita, en un ciber café, pero se va a quedar ahí porque la gente de aquí no va a dar para mucho, somos poca gente y no demandamos esos servicios", indica Mariano Morales, delegado de la Colonia Dendho, comunidad que se localiza a unos pasos de los terrenos de la refinería y cuya población no supera las 2 mil personas.

Recordando la maqueta de la obra, el delegado advierte otro riesgo: Colonia Dendho puede quedar a espaldas de la refinería porque la puerta de acceso más cercana en el proyecto original se encuentra en el extremo opuesto a la comunidad, lo que reduciría aún más las posibilidades de sacar alguna ventaja.

"No tenemos una puerta de acceso a la nueva refinería; vamos a quedar arrinconados. En la maqueta que tuvimos la oportunidad de ver no marcaba ninguna puerta de este lado y no teniendo puerta por aquí, nosotros quedamos prácticamente de espaldas, arrinconados", precisa.

A principios de 2011, antes de que el ex gobernador Osorio Chong concluyera su administración, solicitó a Petróleos Mexicanos que, ante el retraso en la construcción de la refinería, permitiera a los ejidatarios cultivar las parcelas que dos años antes habían vendido.

Tras la solicitud del ex gobernador, la empresa Martínez Aguilar Construcciones comenzó la construcción de la barda perimetral para impedir que los ejidatarios tuvieran acceso a los terrenos.

De acuerdo con Felipe Corona, campesino de Atitalaquia, la de este año será la tercera cosecha que se perderá desde que Pemex se instaló en la zona. Mientras tanto, las parcelas permanecen ahí, sin uso para Pemex y sin uso para los ejidatarios.

Y la Sener da más largas

El subsecretario de Hidrocarburos de la Secretaría de Energía, Mario Gabriel Budebo, señala que los trabajos de acondicionamiento de los terrenos comenzarán en el segundo trimestre de 2012.

Aunque la fecha es tres meses posterior a la última proporcionada por Pemex, el funcionario federal indica que será entonces cuando se licite el desvío de los tres canales de riego que se ubican al interior del polígono y se comience la reubicación de las líneas de alta tensión y el traslado de los tiraderos de basura.

Budebo afirma que los subejercicios y los problemas para avanzar con más rapidez la obra se deben a que el gobierno de Hidalgo entregó los terrenos tarde y sin las especificaciones establecidas por Pemex.

"Al día de hoy, no se presentan retrasos en el proyecto. Es importante resaltar que el predio fue entregado física y jurídicamente por el gobierno de Hidalgo a Pemex, el 10 de agosto de 2010, fecha a partir de la cual, el organismo estuvo en posibilidad de iniciar con los trabajos de acondicionamiento del predio", indica.

Explica que entre los avances del proyecto se encuentra la liberación de los terrenos por parte del INAH en febrero de 2012, la adecuación de la ingeniería básica para ubicar las instalaciones fuera del área reservada por el Instituto y la contratación de los estudios de ingeniería para la caracterización y determinación de volumen de desechos que serán reubicados en el sitio designado por el gobierno estatal.

Respecto a los problemas sociales que la obra ha generado, indica que Pemex está tomando medidas para atender a las comunidades.

"Pemex está diseñando e implementando una estrategia de desarrollo sustentable para asegurar un desarrollo local, que permanezca en el tiempo y sea complementario a la actividad petrolera. Este modelo busca una responsabilidad compartida entre el gobierno, el sector productivo y la sociedad civil para lograr el desarrollo humano local y promover el respeto al medio ambiente", explica.




Fuente: Reformada