domingo, 4 de marzo de 2012

¿A quién echarle la culpa del derroche?

Se publicó en estas páginas, el martes 28 de febrero, que las pérdidas de la CFE el año pasado fueron muy fuertes. En 2011, por ejemplo, tuvo pérdidas por 17 mil millones de pesos, frente a utilidades de 800 millones en 2010.

El director de la institución tuvo el descaro de decir que las pérdidas se deben a haber asumido los gastos de Luz y Fuerza del Centro (LFC). Pero el señor no sabe sumar. Resulta que la CFE absorbió a LFC en octubre de 2009, o sea que en 2010, cuando tuvo utilidades, aunque fueran pocas, ya tenía a esa empresa y sus gastos. Y sus pérdidas en 2011 frente a 2010 fueron de un año con LFC, frente a otro año con la misma LFC. Recordemos que el pretexto para liquidar LFC fue que era muy costosa, y se infiere que ese gasto se debía de dejar de hacer al cerrarla. ¿Acaso el director de la CFE está desmintiendo al Presidente cuando hizo la liquidación?

¿No tendrá, de casualidad, que ver ese aumento de pérdidas con el aumento de 17 por ciento en el número de funcionarios y tal vez en el ingreso de los mismos, como ya ha sucedido?

¿Y con el mayor pago a empresas privadas por generar electricidad con todos los costos a cargo de la CFE, y pagando además el costo del gas?

¿O el estar pagando dinerales por el gas importado por Altamira con su contrato por 15 años? ¿O por estar pagando adelantado lo del gas importado, contratado por 18 o 20 años, a través de Manzanillo?

¿O, simplemente, el derroche de los funcionarios? ¿Las mordidas? ¿El Ferrari y el yate que recibió el funcionario por sus favores a los contratistas?

Varios de los documentos relacionados con la clausura de LFC fueron firmados por el Ing. Néstor Félix Moreno Díaz, director de Operación de la CFE. Pero resulta que es el mismo que recibió el Ferrari, el yate y un dineral. Eso implica que la CFE acepta sobreprecio del contratista, pues de ahí van a salir las mordidas. ¿No será eso también parte de las pérdidas?

Otras más. Recibí, en su momento, copia de una carta abierta enviada de y publicada en Perú, por el Foro Soberanía Energética y por la Confederación General de Trabajadores de Perú, protestando por la exportación de gas natural, cambiando a última hora su destino, en perjuicio del sur de Perú, que no tenía o tiene gas. Lo enviaba la trasnacional española Repsol, originalmente y conforme a un contrato a México. El precio que pagaba Repsol en Perú era de 52 centavos de dólar por millón de BTUs. En México hubiera cobrado ocho o nueve veces más. Pero en el destino del gas, Manzanillo, la obra estaba muy retrasada (suena familiar, ¿no?). Ya no estaba comprometido ese gas, pero Repsol buscó su mayor conveniencia, y envió el gas a Argentina, vía Chile. Esa era la protesta de la carta abierta: dejaban sin gas a los peruanos del sur para que Repsol hiciera un mejor negocio. Era el anterior gobierno.

Bueno, aunque no se dice en voz alta, pero sí estaba contratada una fecha de terminación, y hay un gran retraso de la CFE: debió pagar una multa al contratante, a Repsol, aparte de todo el resto del negocio. Otras causas de pérdidas de la CFE.

Algo más sobre los dos años completos en que la CFE fue dueña y operadora de lo que fue LFC. ¿Qué tan diferentes pudieron ser los gastos entre un año y el otro? ¿Gastos de mantenimiento, gastos de las empresas contratadas?

La liquidación de LFC fue justificada oficialmente por lo costoso que era. Es muy posible que en 2012 esos costos, si aumentaron mucho de 2010 a 2011, lo sigan haciendo. ¿Cuándo va a alcanzar, si no lo hizo ya, el costo de la parte de la CFE que corresponda a LFC, a los costos de la anterior LFC?

El convenio de productividad que se había firmado entre varios representantes del gobierno, LFC y el Sindicato Mexicano de Electricistas era evaluado cada mes por una comisión mixta, se adoptaban medidas y se mostraba que, en efecto, la productividad aumentaba. Ahora, la información nos dice que aumentan las pérdidas.

Por último, aumentan las deudas de la CFE. El sistema para aumentar la generación de electricidad, con plantas totalmente privadas propiedad de trasnacionales, implica deudas crecientes y enormes. La empresa en cuestión no gasta su dinero, sino que consigue prestado con apoyo de la propia CFE. Entonces la CFE paga los intereses de la empresa, la deuda contraída con la empresa cuando ésta compró o construyó la planta, sus gastos de operación y el gas que consume. Y esa deuda crece monumentalmente.

Ninguna entidad que se pretenda que tenga salud económica va a hacer esto. Al contrario, cumpliría con la Constitución y construiría sus propias plantas, como se hacía antes de los tecnócratas.




Fuente: La Jornada