martes, 20 de marzo de 2012

Suave Patrio. Carroza imaginada. Panismo a cuatro patas. AMLO y las riquezas

En Zacatecas, inaugurando obras a toda velocidad antes de que se lo prohíba la veda electoral, Felipe Calderón (el Suave Patrio, pues en Jerez se declaró encarnación de los famosos versos de López Velarde) equiparó esos maratones proselitistas con un cuento de hadas. Seguirá cortando listones y dando discursos de optimismo hasta que suenen las últimas campanadas de advertencia; antes, dijo, de que lo que él considera su carroza se le convierta en calabaza.

Felipe Ceniciento dejando por el camino su zapatilla propagandística de cristal para que los ilusionados votantes soberanos busquen y encuentren un final electoral feliz. Fantasías al cuarto para las 12, alucinaciones de fin de fiesta, la realidad entendida y asumida como un juego de imaginación en el que la desgracia sexenal es concebida como fastuosa carroza de reyes y no como calabaza tirada por ratones mágicamente convertidos en corceles. Ya era sabido, pero se temía confirmarlo: el brujo del gran caldero no lucha para convertir una modesta planta de las cucurbitáceas en un carruaje regio, sino cree viajar ya en éste y sufre al pensar en ser regresado a la condición sabida de fruto de la calabacera. ¡Los hermanos Grimm, Charles Perrault y Walt Disney han provocado un fabulístico daño colateral en México!

Durante algunos años recientes vivió una panista de circunstancias en un cuento político de hadas. Era una de las grandes amigas de Margarita Zavala Gómez del Campo (título que compartía con María del Carmen Alanís, quien fue presidenta del tribunal electoral federal), a tal grado que en 2003, cuando casó con Luis Carlos Ugalde, ya presidente del Instituto Federal Electoral, tuvo entre sus invitados especiales a la esposa de Felipe Calderón Hinojosa y a éste mismo. Poco duró el matrimonio con Ugalde (un año) y también poco duró la pasión panista de Lía, hija de Miguel Limón Rojas, quien fue secretario de Educación Pública en el gobierno de Ernesto Zedillo.

Lía Limón dejó el partido que la había hecho diputada local capitalina más por relaciones de cúpula (con la jefa Margarita) que por trabajo de base o capital electoral propio. Su salida es especialmente escandalosa por denunciar a ciertos actores y factores que le favorecieron en el pasado y ahora le resultan inaceptables. Ha dicho que el PAN está en manos de una mafia que actúa como si fueran demócratas cuando no lo son. Incluso dijo que son una pandilla de cuatreros, sin reparar en que esa calificación se aplica a quienes roban o hurtan cuadrúpedos (de allí el nombre: cuatreros, de cuatro pies de las bestias). Es decir, al denunciar el robo electoral del que fue objeto, la diputada Limón ha clasificado a todos los agraviados como animales que andan a cuatro patas.

Por lo pronto, el agrio lío montado por la diputada que quiso ser candidata a delegada en Miguel Hidalgo ha quedado en niveles notablemente distantes de las alturas discursivas que ayer escaló. Sus denuncias de fraudes electorales institucionalizados carecen de retroactividad, pues nada dice de lo sucedido en 2006 con Calderón ni de la subsecuente actividad corruptora del panismo militante que acometieron esos mandos pinoleros: las trampas y la mala entraña parecieron materializarse apenas a la hora en que decidieron hacerle fraude a ella, nada más.

Desde luego, no ha tocado a los jefes reales de todas las operaciones importantes del panismo, Felipe y Margarita, sino a una parienta de ésta, Mariana Gómez del Campo (quien fue coordinadora de la bancada en la Asamblea Legislativa a la que pertenece la enojada Limón); ni al secretario de Gobernación, sino a un subsecretario (Obdulio Ávila); ni a la alta burocracia partidista a niveles federal o capitalino, sino solamente al ex priísta, ex perredista y actual panista Demetrio Sodi, de cuyas características apenas pareciera haberse enterado en estos días recientes la mencionada Lía, que llegó incluso a decir que el PAN debe perder las próximas elecciones federales y capitalinas para entrar en camino de corrección real. Ah, como en estos días se vive la feria del oportunismo, ya hay pescadores de otros partidos que están interesados en reclutar a la todavía diputada local para que sea candidata a algo, aprovechando el momento.

En otra historia de pasiones políticas desatadas, ha de decirse que tan nutrida ha sido en días recientes la metralla discursiva de los allegados a Calderón y de éste mismo contra el proyecto del ministro de la Corte, Arturo Zaldívar, quien pretende la liberación de la francesa Florence Cassez, que pareciera también perder interés noticioso la aparición de otra descarga como la pronunciada ayer por el propio ocupante de Los Pinos. Sin embargo, Calderón va elevando el tono de la amenaza y ayer le dio un tono presuntamente doctrinario, al establecer lo que a su personal criterio debe ser la conducta de los juzgadores, quienes deben tener como máximo objetivo la aplicación del ideal de la justicia y no necesariamente el de las leyes en sí, obligados a evitar la apertura de rendijas interpretativas por las cuales los delincuentes pudieran eludir el cumplimiento de sus bien merecidos castigos. Calderón está creando un ambiente sumamente adverso al ejercicio libre de la función del poder judicial, condicionándolo a los intereses y puntos de vista del poder Ejecutivo y advirtiendo a los juzgadores, con tintes catastrofistas (¿hablar de la preparación de un linchamiento social parecería exagerado?), de las consecuencias graves para la paz social y el bien común que tendría el que condenaran las prácticas ilegales de Genaro García Luna y procedieran en consecuencia en el asunto Cassez, liberando a ésta a causa de aquél.

Los retos de Josefina Vázquez Mota respecto de exámenes toxicológicos y aplicación de detectores de mentiras se toparon ayer con una contrapropuesta más interesante: Andrés Manuel López Obrador plantea que los candidatos demuestren la licitud del proceso de obtención de sus patrimonios. Es decir, que se precise la riqueza de cada uno de ellos y, luego, la manera en que se consiguió. ¡Hasta mañana!




Fuente: La Jornada