jueves, 19 de abril de 2012

IFE pasmado. Vía libre al abuso. Gastos espectaculares. Remedo de reforma

El Instituto Federal Electoral está viviendo una acelerada degradación en el primer tramo de la contienda formal por la Presidencia de la República. Pasmado, empequeñecido, insu- ficiente, atenido a la lectura declamatoria de la letra legal en sus mejores momentos pero no a la aplicación firme de contenciones y sanciones en los casos necesarios, el organismo que tiene a la cabeza a Leonardo Valdés Zurita está creando las condiciones adecuadas para que el camino a las urnas se vuelva sombrío e inaceptable y que los resultados finales sean desatendidos o confrontados a causa de las múltiples y evidentes transgresiones que está cometiendo en particular el candidato priísta, Enrique Peña Nieto.

Ni siquiera es el fantasma de 2006 el que revolotea sobre las cabezas de los consejeros electorales (las protestas, las marchas, los plantones y la resistencia poselectoral), sino el del abatimiento de la esperanza en el rejuego de partidos, candidatos y comicios, el de la abstención a la hora de las urnas y el alejamiento deslegitimador respecto a las formas de constituir y hacer prevalecer la figura de la representación popular, el de la fractura firme entre ciudadanos e instituciones. Véase, para fortalecer la tesis de ese escenario desolador, el remedo de reforma política que ayer aprobaron los diputados federales al final de un peloteo de grupos priístas en pugna tanto en esa cámara como en la de senadores. Desechadas varias de las propuestas originales llamativas (lo cual no significa que fueran realmente innovadoras o transfor- madoras), otras fueron aprobadas pero con tales restricciones que en realidad constituyen una burla al ánimo cívico.

No solamente es que el ocupante del máximo puesto de poder en México sea declarado inimputable por el propio IFE, como lo reportaba ayer Alonso Urrutia en La Jornada, en lo que es un temprano reconocimiento de que Felipe Calderón podrá hacer ahora lo mismo que en 2006 hizo Vicente Fox, es decir, colocar en favor del aspirante favorito el peso de los recursos públicos, los programas sociales, la cartografía y las bases oficiales de datos, la agradecida reciprocidad de parte de los medios de comunicación bien tratados durante el sexenio y los mecanismos de difusión gubernamental. El IFE da vía libre a la marrullería de Los Pinos para que en su momento apoye a la candidata oficial si es que eso acaba conviniendo al michoacano saliente. Ya en la contienda interna del PAN se vivieron episodios contundentes de uso de recursos públicos y defraudación electoral entre correligionarios, catálogo que no ha sido desplegado en favor de Josefina Vázquez Mota, porque siguen las divisiones en la cúpula del partido de blanco y azul, pero en caso de que se resolvieran esas divergencias, y los verdaderos jefes decidieran apoyar en serio a la falsa jefa, entonces se desatarían los mecanismos violatorios de leyes y reglamentos, situación ésta frente a la cual el actual IFE quedaría como una especie de agente de tránsito local tratando de frenar una carrera de Fórmula Uno.

En peor situación está ese magullado instituto electoral frente a la flagrante violación cotidiana y multitudinaria que comete el encarrerado Enrique Peña Nieto y que ya fue denunciada por PAN y PRD. La simple ejercitación de la vista y el oído muestra a los mexicanos que el candidato priísta se ha propasado en cuanto a despilfarro de recursos económicos. Un paseo ocular por las ciudades del país reporta sin lugar a dudas que los priístas se están gastando ríos de dinero para colocar, incluso con riesgo de que el exceso les resulte contraproducente, a su producto comercial de temporada. Pero resulta que por primera vez, y justamente a causa de ese descuido y desconocimiento políticos que forman parte del ADN del comando central del peñanietismo, han quedado suficientes pruebas públicas de que se está gastando muchísimo más de lo que legalmente se permite y que oficialmente se reportará más delante, ya ante hechos consumados.

Ha sido imposible hasta ahora, por ejemplo, cuantificar el gasto que el partido de tres colores realiza en los acarreos y sus agregados colaterales (además del transporte, comida y bebida, camisetas, cachuchas, regalo de productos utilitarios y otros rubros conexos). Pero ahora, gracias a reportes de ciudadanos a través de Internet, y por un exceso de confianza de los estrategas de la campaña priísta, se tiene documentada plenamente la instalación avasallante de anuncios espectaculares y de otro tipo de propaganda, con cotizaciones de proveedores que permiten saber el costo de esas contrataciones, ante lo cual sería de esperarse que el IFE, si de verdad estuviera para cumplir y hacer cumplir la ley, actuara en el extremo de sus posibilidades, cancelando el registro del candidato infractor o cuando menos aceptando públicamente que se han registrado esos excesos y anunciando que se tomarán medidas extraordinarias para vigilar el inevitable desborde de los topes de gastos de campaña para luego tomar medidas importantes de castigo y no dejar el asunto para después de la hora de las urnas, cuando las violaciones legales podrían haber cumplido con su función adulteradora aunque a toro pasado se paguen multas o se envíen amonestaciones con tonalidad de llamadas a misa.

Astillas

Alfonso Virulés realizó con el Canal Seis de Julio el documental El genocida invisible, en el que se describen las violaciones a los derechos humanos y la represión durante el gobierno de Ernesto Zedillo en los casos de Acteal, El charco y Los loxichas (en http://bit.ly/s5qngx puede verse la primera parte del video). Ahora, en http://bit.ly/HnBaxA ha puesto una recopilación breve de lo que ha llamado Las diez idioteces del PRI: Peña Nieto, Eruviel, Andrade y más... Otro video, titulado El Giro, en http://bit.ly/HUcSSA puede ser analizado. Es un trabajo realizado por ciudadanos jóvenes que ante el México de injusticia, violencia y desigualdad, creen necesario elegir un camino que aumente la posibilidad de construir el país que merecemos, por lo cual proponen el giro... ¡Hasta mañana!




Fuente: La Jornada