viernes, 2 de noviembre de 2012

Los gasoductos de Sempra en el año de Hidalgo


Apenas hace tres meses el subdirector de Gas Natural de Pemex Gas y Petroquímica Básica, Jorge de la Huerta, aseguró que las tres terminales de gas natural licuado del país, Altamira, Ensenada y Manzanillo, podrían convertirse en exportadoras de gas y estar preparadas para enviar el energético a otras partes del mundo, donde se pueda vender más caro. El funcionario de marras abundó que esto sería una estrategia para enfrentar un escenario donde la producción del energético por yacimientos convencionales y no convencionales rebase la demanda en el país hasta llegar a 12 mil millones de pies cúbicos diarios y por tanto se tenga que recurrir a la exportación (Reforma, 10 de agosto de 2012).

En esas estábamos, cuando se desata la fiebre de licitar gasoductos a diestra y siniestra. Con fórmulas a todas luces ilegales, a marchas forzadas a una cuantas semanas de que termine el sexenio y haciendo honor al año de Hidalgo se licitan miles de kilómetros de gasoductos, en medio de un contexto donde el propio subdirector de Gas Natural de Pemex Gas y Petroquímica Básica afirma que en un futuro no muy lejano las instalaciones mexicanas se pueden convertir en exportadoras de gas. ¿De qué se trata?

De esta manera, por medio de la prensa nos enteramos de que la empresa Gasoducto de Agua Prieta, integrada por la estadunidense Sempra Energy, al ofrecer 569.4 millones de dólares, ganó la licitación para construir el primer tramo del gasoducto noroeste, que conectará la red de Arizona, al sur de Tucson, en el suroeste de Estados Unidos, con el noroeste de México y correrá del punto fronterizo de El Sásabe hasta Guaymas, con una extensión de 500 kilómetros, en el estado de Sonora. Ese gasoducto tendrá una capacidad de transporte de 770 millones de pies cúbicos de gas por día y se espera que inicie operaciones a finales de 2014.

El día 22 del presente, también la prensa anunció al ganador del segundo tramo de este gasoducto que conectará Guaymas con El Oro. En esta licitación, también Gasoducto de Agua Prieta, es decir, Sempra, presentó la propuesta más baja, por un monto de 429 millones 90 mil 405 dólares, por lo que le será adjudicada la obra. Este segundo segmento, de 305 kilómetros, tendrá capacidad para transportar 510 millones de pies cúbicos de gas por día y está previsto que entre en operación en el tercer trimestre de 2016. Con estos dos tramos del llamado gasoducto noroeste, Sempra obtiene cerca de mil millones de dólares.

También se presentarán ofertas para un tercer tramo, que es el Encino-Topolobampo, Sinaloa, siendo muy probable que Sempra presente la cotización más baja, con lo cual ganaría cientos de millones de dólares más y consolidaría su dominio en esa región.

¿Por qué decimos que ésta es una situación grave? ¿Por qué dar precisamente a Sempra la licitación con todos los nefastos antecedentes de esa empresa para México?

¿Dónde está el truco? ¿Cómo se financia o recapitaliza Sempra?:

1. Dicha empresa presentó las propuestas de construcción más bajas, para ganar la licitación.

2. Después seguramente obtendrá un contrato de la CFE, como lo hizo en Baja California, a la cual le venderá caro el gas obligándole a comprar ciertas cantidades.

3. La CFE no consumirá todo el gas adquirido a Sempra, por lo que se lo regresará –o revenderá–, pero a un precio menor al que se lo compró.

4. El resultado es un limpio y legal fraude de cuello blanco que habrá de hacer felices a los directivos de Sempra y a algunos funcionarios mexicanos de alto nivel, y coadyuvará a acrecentar en cientos o miles de millones de dólares las ganancias de esta empresa, que ha sido denominada por algunos analistas como trasnacional del fraude.

El argumento que se dio para construir el gasoducto, es que suministrará parte de las abundantes reservas de gas natural de Estados Unidos a su vecino México.

¿Y quién nos dice que no es el mismo gas que ya se produjo en México o llegó a la regasificadora de Ensenada en Baja California, y se exportó a Estados Unidos, el que ahora entrará al país –gracias a la interconexión de ductos en Estados Unidos–, más caro y sin que paguen impuestos, por Arizona?

Lo anterior obliga a cuestionar seriamente si el secretario de Energía, Jordy Hernán Herrera Flores, está cumpliendo con las atribuciones que competen a esa dependencia. A estas alturas del sexenio, a un mes de que termine, ahora que ya se van, ¿cuál es la prisa del secretario de Energía y del director general de la Comisión Federal de Electricidad? ¿No será que quieren aprovechar el año de Hidalgo? Siendo este asunto muy delicado, ¿ya le informaron al grupo de transición de la Presidencia de la República de esta situación y de todas las implicaciones que conlleva?

Por si esto fuera poco, información de la Canacintra de Mexicali –con datos de un estudio de la Universidad Autónoma de Baja California sobre reportes proporcionados por el Ifai– confirmó que la energía eléctrica que la CFE vende a Estados Unidos –que es generada en suelo mexicano por la empresa mexicana en sus plantas de Rosarito o Cerro Prieto– se ofrece a aquel país a 19 dólares el megavatios-hora, mientras en México la tarifa es de 166 dólares el megavatios-hora, es decir, 770 por ciento más alto que el precio de exportación. Más respeto para el pasaje.




Fuente: La Jornada