lunes, 8 de abril de 2013

Ruta de colisión. Ánimos diazordacistas. Gamboa y los ganones. Identidad teletonera

La narrativa gubernamental no tiene fisuras: todo el discurso oficial relacionado con las protestas de maestros contra la reforma educativa advierte del inevitable uso de la fuerza física para defender un presunto estado de derecho en peligro. El propio Enrique Peña Nieto ha retomado el aire altivo que en la Universidad Iberoamericana dio origen al movimiento #YoSoy132: así como en plena campaña electoral reivindicó para sí la responsabilidad de la represión contra el movimiento popular de San Salvador Atenco, y dejó constancia inequívoca de que no le temblarán las manos para aplicar la ley, ahora, ya como ocupante de Los Pinos y de viaje por Asia, desarrolla el discurso de la legalidad en entredicho y la obligación del Estado de actuar con firmeza.

La institucionalidad cruje de manera crónica y las leyes son diariamente pisoteadas, en un México fallido, pero a la élite política le parece que lo único inaceptable es que las protestas de una parte de un gremio nacional rebasen ciertas líneas normativas. Desde el poder se induce la histeria colectiva adjudicando a los maestros no oficialistas crímenes mayores, como la obstrucción de carreteras. Y resuenan voces que se inspiran en el diazordacismo, demandando represión gubernamental inmediata, en consonancia con los planes de control social que a los nuevos dueños del país les urge implantar.

Con todos sus errores, excesos y confusiones, el sindicalismo magisterial en lucha pasa en Guerrero del plano meramente laboral a uno más amplio y, apoyado por padres de familia, policías comunitarias y organizaciones sociales, deja de llamarse Coordinadora Estatal de Trabajadores de la Educación de Guerrero (Ceteg) para convertirse en Movimiento Popular de Guerrero. Anuncia, por lo pronto, una manifestación estatal este miércoles, cuando se instalará la asamblea popular de este mismo MPG.

En Oaxaca, donde en 2006 prendió una insurrección popular con base magisterial, constituida en Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca, la sección 22 del SNTE decidió regresar a clases este lunes, pero mantiene latente la posibilidad de saltar de nuevo a las calles. En Michoacán, Chiapas, estado de México y el Distrito Federal también hay una predisposición de lucha que está a la expectativa de lo que haga el gobierno peñista.

Luego del golpe inaugural, contra Elba Esther Gordillo, y del sometimiento expreso del sucesor, Juan Díaz de la Torre, exhibido fotográficamente por Los Pinos como visitante cautivo, el plan federal contra los profesores en lucha pasa por la creación de un clima mediático propicio para la rerpresión, el uso técnicamente limpio de las fuerzas federales para desalojos y cercos (limpieza policiaca contrastada con las provocaciones y la violencia extrema de los manifestantes: a un profesor lo han procesado por golpear a ocho agentes él solo), el encarcelamiento de decenas de dirigentes de las secciones sindicales inconformes (sobre todo, de la de Guerrero), el levantamiento de actas de abandono de empleo y el uso de mecanismos extraoficiales de ablandamiento de los liderazgos opositores a la reforma educativa.

La urgencia de asentar las tesis presuntamente justificatorias de la represión por venir ha hecho que asome al foro un personaje polémico, Emilio Gamboa Patrón, actual coordinador de los priístas en el Senado y virtual jefe de esta cámara. A través de Twitter, el político que en su carrera sintetiza el paso de los sexenios priístas se ha lanzado contra los profesores en protesta, con un lenguaje que convoca al uso de la fuerza pública en su contra.

El político yucateco ha escrito, por ejemplo: Con el pretexto de inconformidad por la reforma educativa se altera la convivencia social; en estas manifestaciones se perciben otro tipo de intenciones, las cuales reprobamos y no debemos tolerar; en el México de hoy no siempre deben ganar quienes se movilizan y protestan, por el simple hecho de hacerlo. Y, como frase maravillosa, no sólo por provenir del interlocutor que a Kamel Nacif le llamaba papito y mi rey y le prometía “darle pa’ trás” a una iniciativa que al pederasta textilero no le gustaba (http://bit.ly/10Lw5ZJ): hoy, en nuestro país los tiempos de la impunidad, el chantaje y la ilegalidad son pasajes de un México que ya no existe. Esta columna convoca a no llorar de emoción al enterarse de que han desaparecido la impunidad, el chantaje y la ilegalidad. Peñalandia en vivo y a todo color.

Por cierto, el senador Gamboa, tal vez por modestia, deseoso de no resaltar sus laureles, quitó de Twitter este mensaje: Creemos que debemos ganar los que tenemos disponibilidad de diálogo, los que anteponemos la política al vandalismo y a la ilegalidad. Ellos son los que van ganando. Por mucho y con mucho (sin tomar carreteras ni enfrentarse a la PF).

Astillas

Identidad (incluso) gráfica: El Teletón Electoral, oficialmente denominado Cruzada Nacional contra el Hambre (http://sinhambre.gob.mx), no ha dejado nada a la improvisación, pues el color escogido para su logotipo es el mismo que el del proyecto de unidad nacional que a través de los valores como amor, generosidad y solidaridad promueve una mejor calidad de vida para niños y jóvenes con discapacidad (http://teleton.org/ ). Las dos cruzadas comparten una estilización de las manos, que en el caso de la gubernamental (es decir, la que coordina Rosario Robles) son dos tenedores que se toman uno a otro... Por cierto, en mal momento llegará Luiz Inacio Lula da Silva a apoyar a Peña Nieto, Robles y la mencionada cruzada teletonera electoral. El escándalo conocido como mensalao ha alcanzado a Lula, luego de que el empresario Marcos Valero, con sentencia de 40 años de cárcel por organizar una red de financiamiento ilegal de actividades partidistas, involucró por primera vez al ex presidente brasileño, a quien señaló como mediador para transferir 3.4 millones de dólares de un provedor de Portugal Telecom, en Macao, China, a las cuentas del Partido de los Trabajadores, específicamente para saldar deudas relacionadas con la campaña presidencial de 2002... ¡Hasta mañana!






Fuente: La Jornada | Julio Hernández López