domingo, 26 de mayo de 2013

Impuestos a Pemex triplican los que pagan grandes firmas

El pago al fisco equivale a quitarle 107 litros de los 159 que contiene cada barril extraído

Impuestos a Pemex triplican los de América Móvil, Walmart y Femsa

Una reforma energética debe pasar por un cambio en el régimen fiscal de la paraestatal: expertos

Actualmente, Petróleos Mexicanos (Pemex) está sometida a una carga fiscal que triplica la que se le aplica a las empresas más grandes y representativas que cotizan en la Bolsa Mexicana de Valores (BMV), y supera por mucho al de las compañías petroleras a nivel internacional, afirmaron expertos. En términos comparativos, un barril de petróleo crudo contiene aproximadamente 159 litros. Al hacer los cálculos en líquido, resulta que la Secretaría de Hacienda se apropia de facto de 107 litros por cada barril de aceite por concepto de impuestos, derechos y aprovechamientos, abundaron.

Por ello, cualquier propuesta que se haga para transformar al sector energético pasa inevitablemente por un cambio en el régimen fiscal de Pemex y por una profunda reforma hacendaria integral. No hace sentido una reforma sin la otra, aseguraron los especialistas Fluvio Ruiz Alarcón y Carlos Huerta Durán.

Explicaron a La Jornada que el confiscatorio régimen fiscal de Pemex en términos de petróleo y del flujo de dinero que entrega la paraestatal a la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) es económicamente irracional, financieramente insostenible y no tiene comparación internacional.

También paga más gravámenes que otras grandes petroleras

Fluvio Ruiz, consejero profesional independiente de Pemex, y Carlos Huerta, asesor de economía política de la energía de la oficina del consejero profesional ilustraron: Mientras Pemex tuvo una carga fiscal de 67.4 por ciento el año pasado, su par Petróleos de Venezuela SA (PDVSA) tuvo 39.9; la petrolera noruega Statoil registró en su estado de resultados 19 por ciento de carga fiscal y, finalmente la colombiana Ecopetrol SA tuvo una carga impositiva de 11 por ciento.

Pero tampoco el régimen fiscal de Pemex, agregaron, es comparable con el régimen fiscal de las empresas nacionales más importantes de México jerarquizadas por sus ventas totales en 2012.

Si hiciéramos el cálculo de carga fiscal sobre utilidades para 2012, el organismo subsidiario más importante de la petrolera mexicana, Pemex Exploración y Producción (PEP) tuvo carga fiscal de más de 90 por ciento. América Móvil, Walmart y Femsa tuvieron 33.5, 29.5 y 22.1 por ciento, respectivamente.

Resulta evidente que el sector de gran capital no petrolero en México tiene un régimen fiscal sumamente generoso si se compara con Pemex. Esto ha llevado a que los recursos tributarios del gobierno federal sean insuficientes y que al final Pemex sea el que compense esta falta de recursos públicos. Es decir, Pemex se ha convertido en un anexo de la Secretaría de Hacienda desdibujando plenamente su objeto de empresa petrolera nacional, destacaron los expertos.

Ruiz y Huerta recordaron que en 2012, la producción de petróleo crudo por parte de Pemex promedió 2 millones 548 mil barriles por día. El precio promedio de la mezcla mexicana de exportación fue de 101.81 dólares por barril de aceite y las ventas totales tuvieron un máximo histórico de un billón 647 mil millones de pesos.

Pero histórico también fue el pago de impuestos, derechos y aprovechamientos que entregó Pemex a la Secretaría de Hacienda en 2012: 903 mil millones de pesos. Por cada barril de petróleo crudo vendido en alrededor de 100 dólares, la Secretaría de Hacienda se quedó con casi 69 dólares por barril.

Los especialistas ejemplificaron: En términos comparativos, un barril de petróleo crudo contiene aproximadamente 159 litros. Al hacer los cálculos en líquido, resulta que la SHCP se apropió de facto en 2012 de 107 litros por cada barril de aceite por concepto de impuestos, derechos y aprovechamientos.

Más aún la expoliación fiscal hacia Pemex es tan severa que el segundo párrafo, fracción primera del artículo 7 de la Ley de Ingresos de la Federación para el Ejercicio Fiscal 2013, establece lo siguiente: A cuenta del derecho ordinario sobre hidrocarburos a que se refiere el artículo 254 de la Ley Federal de Derechos, Pemex-Exploración y Producción deberá realizar pagos diarios, incluidos días inhábiles, por 634 millones 525 mil pesos durante el año. Además, el primer día hábil de cada semana del ejercicio fiscal deberá efectuar un pago de 4 mil 453 millones 880 mil pesos. Es decir, los ríos de dinero hacia Hacienda es constante, contante y sonante y éste es el pago anticipado de un sólo derecho que se le aplica a nuestro organismo público.

El confiscatorio régimen fiscal de Pemex en términos de petróleo y del flujo de dinero que entrega la paraestatal a la Secretaría de Hacienda es económicamente irracional, financieramente insostenible y no tiene comparación internacional.

Fluvio Ruiz y Carlos Huerta insistieron en que la trasformación verdadera de Pemex pasa inexorablemente por un cambio profundo en su régimen fiscal actual.

“El convencerse de este hecho tiene una virtud explícita por partida doble: dotar de recursos suficientes a Pemex para que cumpla con su objeto de abastecedor de energéticos y garantice la seguridad energética de las próximas generaciones y, por otro lado, impulsar una verdadera reforma hacendaria integral que despetrolice las finanzas públicas.

De esta forma, se favorecerá no sólo al aumento sustancial de recursos económicos que requiere el gobierno federal, sino para que a través de una política fiscal progresiva y progresista, contribuya a disminuir considerablemente la brecha de la inequidad en la distribución del ingreso a nivel nacional. No sólo es un asunto energético, económico, impositivo y financiero, también es un asunto de justicia social.

Ruiz Alarcón y Huerta Durán reconocieron que es correcta la aseveración de que modificar el régimen fiscal de Pemex es insuficiente para transformar la paraestatal. Pero este cambio fiscal es condición primera y necesaria para lograr su plena modernización.

Alertaron que mientras no se cambie la ecuación fiscal, tanto para la empresa petrolera como para la economía nacional en su conjunto, no habrá condiciones para que Pemex se transforme realmente en una empresa pública de carácter productivo ni para que se convierta en un motor de crecimiento económico a través de la atracción de inversión, el desarrollo tecnológico y la formación de cadenas de valor, tal y como lo establece el Pacto por México.

Ello implica, explicaron, que tenga una tasa impositiva sobre las ganancias o utilidades que después de impuestos, le permita reinvertir en proyectos productivos que vayan orientados no sólo a la extracción de petróleo crudo en hidrocarburos convencionales y no convencionales (aguas profundas y gas y petróleo shale), sino también en la elaboración de petrolíferos y petroquímicos; infraestructura para distribución, transporte y almacenamiento; investigación y desarrollo tecnológico e incluso para internacionalizar a Pemex.

Finalmente, los expertos destacaron que “el próximo debate sobre el futuro de Pemex contendrá mínimamente lo siguiente: autonomía presupuestal, de gestión y gobierno corporativo. También se incluirá en la discusión cómo abordar los retos extractivos, tecnológicos y financieros en aguas profundas, gas y petróleo shale.

El fortalecimiento de la arquitectura institucional incluyendo la transparencia y rendición de cuentas e internacionalización en la paraestatal serán tocados en la reforma. No menos importante será ampliar las facultades de Pemex en materia de transición energética y dar un mayor peso operativo y financiero a la investigación y desarrollo tecnológico. Todos estos temas pasarán inexorablemente y como condición primera y necesaria por la modificación al régimen fiscal de Pemex.




Fuente: La Jornada | Israel Rodríguez J.