sábado, 31 de agosto de 2013

Vecinos de San Lázaro, secuestrados por el cerco metálico policial

Se vive un estado de sitio, denuncian

Les impiden transitar y hacer sus actividades

Ante las posibles movilizaciones del magisterio durante la apertura del periodo de sesiones del Congreso de la Unión, la zona aledaña al recinto legislativo de San Lázaro vive un estado de sitio, por lo que resurgió la molestia de vecinos y transeúntes al verse impedidos a transitar libremente por la zona.

Aunque en menores proporciones que en ocasiones anteriores, el cerco con paredes metálicas ha afectado el servicio de las rutas del transporte público –incluido el Metrobús, ya que la estación San Lázaro se encuentra cerrada– y trastocó la rutina diaria en colonias como 10 de Mayo, 7 de julio y Penintenciaría, cuyos habitantes se ven obligados a realizar largos rodeos para acudir a sus trabajo, escuelas o para realizar sus actividades diarias.

A la mitad del puente peatonal ubicado sobre Eduardo Molina, a la altura de la Terminal de Autobuses de Pasajeros de Oriente (TAPO), se instaló un retén en el que sólo se permite el paso a quienes comprueben que viven o trabajan en la zona blindada, lo que genera el disgusto de los transeúntes, que deben bajar y buscar alternativas para sortear las vallas de casi tres metros de altura.

Vamos de mal en peor, si ya dijeron que el presidente Enrique Peña Nieto va a dar su informe en otro lado ¿cuál es el motivo de tanta seguridad?, o ¿es que ya van a trabajar así los diputados?, reclamó don Jesús, quien a pesar de vivir sobre Eduardo Molina, a dos cuadras del Metro San Lázaro, trayecto que generalmente recorre en cinco minutos, desde el pasado miércoles ha tenido que rodear el cerco.

Exigen identificación

Los habitantes de la colonia 10 de Mayo, la más cercana al recinto legislativo, pueden transitar sólo si presentan su credencial de elector. Carolina Gutiérrez, avecindada en la calle Ferrocarril Interoceánico, afirma sentirse secuestrada.

Si un familiar quiere venir a vernos, no puede, y salimos a pie, porque hasta hoy nos dijeron que nos iban a dar unos permisos para los coches, pero quién sabe.

En el cruce de Eduardo Molina y Héroes de Nacozari, donde se ubica uno de los cierres a la circulación vial y peatonal, Francisco Saldaña expresó su malestar con insultos.

No se vale que para las dos horas que van estar el domingo armen todo este desmadre. Cierran antes de lo debido y afectan a todo el mundo, no sólo a los que viven aquí, a la gente que viene de otros lados la bajan aquí y tienen que dar toda la vuelta hasta Moctezuma para entrar al Metro por Zaragoza, explicó.

El enojo vecinal no sólo es por la caminata, sino por el riesgo que implica esquivar el cerco por las mañanas y las noches, dada la inseguridad que priva en la zona. Unos taxistas se pusieron listos y dan servicio por cinco pesos, porque da miedo de aquel lado del canal, expresó Ana Mendoza.

En arterias como Fray Servando y Congreso de la Unión se vive una situación similar.




Fuente: La Jornada| Rocío González Alvarado