domingo, 31 de mayo de 2015

Rius aborda la reforma “dizque heducativa”

Eduardo del Río, "Rius". 
Foto: Octavio Gómez

Eduardo del Río, pero Rius en sus cartones, sus dibujos, sus cómics, sus libros ilustrados, cuenta a Proceso que en sus historietas “ya llevaba cierta carga de didactismo”. Ahora, al publicar La reforma dizque heducativa, confiesa: “Me ha costado mucho trabajo mantener el humor, pues el tema es realmente un grave asunto, crucial para México”. Y es que “los humoristas trabajamos con una materia prima que es la realidad, y la realidad es cabrona”.

MÉXICO, D.F. (Proceso).- Pionero en llamar la atención sobre los peligros a la salud de los productos chatarra en la niñez mexicana desde hace casi cuatro décadas, el monero michoacano Eduardo del Río, Rius, publica su mirada agridulce en torno a la educación nacional en un nuevo libro, La reforma dizque heducativa.

“Este libro sobre todo tiene que ver con la política sindical. Yo creo que a la del Copetes (Enrique Peña Nieto) no se le puede considerar una verdadera reforma educativa, porque simplemente no está tratando de mejorar la educación”, acusa Rius desde Tepoztlán en torno al volumen de 118 páginas que acaba de lanzar Grijalbo.

Nacido en Zamora el 20 de junio de 1934, expone:

“Acaso sea por mejorar la educación pero de los maestros, o a lo mejor para meterlos en orden, entre comillas. La tirada de la reforma es controlar más a los profesores, hasta donde yo la veo. Imponer una disciplina laboral entre el magisterio, para controlarlo políticamente.”

Es una “mera reforma administrativa”, afirma Rius, sin dejar de reír.

“Yo pienso que los más interesados en que no haya una buena educación son los gobernantes, el poder, el sistema; a ellos les interesa que la gente esté sumida en la ignorancia; ellos felices de que los vasallos, los súbditos, estén calladitos y obedeciendo. Felices de que estén comprando todo lo que les anuncian en la televisión. Mientras más atarantados tengan a los televidentes, mejor para ellos.”

–“No me alboroten a la caballada”, como decía don Porfirio…

–¡Exacto! Yo le dedico un capítulo a Televisa y a TV Azteca, que están en el mismo contubernio, pues ven únicamente la televisión como negocio, ¡pero se podría hacer tanto en el aspecto educativo a través de un medio como la tele! Sólo que no les interesa…

“Y el gobierno está en esa misma situación, igual que la Iglesia. En lo personal critico la catolización de la mente del mexicano pues impide a estudiantes de la formación católica saber hacer uso de la razón. Esto es peor con los que son de sectas protestantes, porque son fundamentalistas y no les puedes meter en la cabeza el uso de la razón. Están atorados en La Biblia y de ahí nomás no los sacas.”

–Curioso que pese a criticar a la religión católica, su nuevo libro contenga citas de Krishnamurti (1895-1986) y del budista Osho (1931-1990).

–Osho es un filósofo hindú, más que budista anda en la línea del Tao. Como a Krishnamurti, lo han querido también volver gurú y él siempre se negó completamente a ello. Osho era muy abierto, muy liberal y hasta rojillo.

“No estoy considerando a Krishnamurti ni a Osho líderes religiosos, ni mucho menos. Pero si hubiera habido citas valiosas de algún padre de la Iglesia católica que andaban metidos dizque en la educación pues la hubiera metido en mi libro, pero de plano no están en eso. ¿Quién? ¿Marcial Maciel? ¡Por favor!”

Uno de los capítulos finales lo dedica Rius a Elba Esther Gordillo.

“Ella, Doña Perpetua, fue la que corrompió a todo el sindicato educativo, su filosofía de lucha fue echarlo a perder. Lo malo de estas secciones como la 22 de allá de Oaxaca y otras es que andan muy mal, también se han corrompido, no les interesa la educación sino lo suyo: sus prebendas, sus privilegios y sus conquistas laborales, como decía don Lombardo (Toledano).

“Yo tuve la oportunidad de vivir en Oaxaca año y medio, hasta hace tres meses cuando me regresé a Tepoztlán por problemas de la educación, pues mi hija Citlali estudiaba en una prepa del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), un Cedart (Centro de Educación Artística), pero oye, ¡qué pésima la educación!, ¡malísima! Me la tuve que traer de volada para que terminara su prepa acá en Morelos en otra institución escolar.

“Aunque yo no soy nadie para aconsejar a los buenos amigos y profesores que tengo de la sección 22, me atrevo a sugerirles que cambien sus tácticas de lucha, que limpien su vida política interna sindical para que no los acusen de luz en la calle y oscuridad en la casa, y de pasadita ganarían puntos en el reclamo de la sociedad, que se cansa de tantos plantones.”

–¿Por qué aparece en su bibliografía final Fernando Savater?

–Le pagó un dineral Elba Esther Gordillo para que les hiciera un libro especial a los maestros: El valor de educar/Diez para los maestros (SNTE, 1997). Yo creo que era un libro que ya lo tenía hecho, porque no se refiere a México en ningún momento, entonces se transó a la Elba Esther. Para los seguidores de Savater, esto debe ser terrible.
Profeta en su tierra

El interés de Rius por mejorar la educación nacional tiene como antecedentes dos publicaciones: el número 199 de Los Agachados de Rius (Editorial Posada), del 15 de abril de 1975, intitulado “PIENSA OH PATRIA QUERIDA QUE EL CIELO UN TARADO EN CADA NIÑO TE DIO”; y el libro Fracaso de la educación en México (1987), desarrollado a partir de otros cuatro números de Los Agachados en los setenta.

En aquellos cuentos (donde por cierto Heberto Castillo escribía artículos en la cuarta de forros de la historieta), Rius lanzó su denuncia crítica y humorística al INPI (Instituto Nacional de Protección a la Infancia) por “idiotizar” a la niñez mexicana, “la conjura de Televisa” y las grandes compañías alimenticias fabricantes de productos chatarra.

Tuvieron que pasar casi 40 años después de que Rius advirtiera sobre los peligros de esta llamada comida chatarra para que se le diera la razón, pues “uno de los principios de la reformita” de Peña Nieto, como asienta en su libro, contempla el siguiente punto:

La venta de productos o alimentos chatarra “quedará prohibida en las escuelas”. El gobierno “impulsará” programas de suministro de “alimentos nutritivos” en las escuelas que sean de tiempo completo… “priorizando” a las entidades con mayor pobreza.

No obstante, Rius es pesimista toda vez que “nuestra educación sigue tan mal como hace 30 años, y en algunos aspectos, hasta peor”.

–¿Siente que sus historietas y libros han aportado algo para mejorar la educación del mexicano?

–Sí, lo reconozco. Pero más bien en el aspecto político y en algunos casos, mis historietas ya llevaban cierta carga de didactismo. Yo traté de educar políticamente, en el sentido de crear conciencia, aunque en otros aspectos los temas se extendían a cosas que nada tenían que ver con la política, que es también una forma de educar.

–Siempre a un alumno le gusta aprender con profesores que tengan sentido del humor.

–A mí me dijo en una ocasión don Julio Scherer García: “Aunque usted ande jodidísimo, no pierda el sentido del humor”. Yo traté de combinar las dos cosas en mis historietas y libros, de que la gente se riera pero también que piense. Eso me decía Monsiváis, que los humoristas somos los más pesimistas del mundo. Los humoristas trabajamos con una materia prima que es la realidad. Y la realidad es cabrona.

“En este libro me ha costado mucho trabajo mantener el humor, pues el tema es realmente un grave asunto, crucial para México. Lo que necesitamos verdaderamente es una revolución educativa.”

El educador

En el capítulo “La escuela que necesitamos”, Rius propone:

La educación debe ser una preparación para la vida. Hay que educar al niño contra la guerra, el racismo, la violencia, la cacería, la pesca “deportiva”, la violencia en los deportes, las corridas de toros, los mitos religiosos.

–¿Anda Rius releyendo Summerhill?

–Sí, a mí me parece absurdo y locochón como dicen los chavos que en las escuelas oficiales por lo menos no se puede hablar de religión, no se puede hablar de política, no se puede hablar de los partidos, o de las elecciones ni Ayotzinapa, porque todo eso está prohibido.

Vegetariano y antitaurino desde La panza es primero (1972), dice:

“Yo siento y he luchado mucho porque se acaben las corridas de toros porque es un espectáculo salvaje que los niños no deben ver. Yo tuve la mala suerte de que la primera vez que fui a una corrida, me llevó mi mamá con un novio que la quería enamorar, ¡ese día mataron al torero Alberto Balderas!”

Ocurrió en El Toreo el 29 de diciembre de 1940.

“Yo me quedé con esa idea de que a veces ganaba el toro y otras perdía, fue un espectáculo que me traumó completamente. La Unesco acaba de declarar el año pasado que se debe de prohibir la entrada a los niños en las corridas de toros. Y aquí no le hicieron el menor caso a esa declaratoria, ni en La Jornada ni en Canal Once, donde siguen promoviendo esta matanza. ¡No sé cómo sostienen esa sección en este diario y en el canal del Poli! Cada vez que puedo se los reclamo, pero deben tener intereses muy fuertes para que continúen sacando esa barbarie.”

En la contraportada del libro aparecen varios timbres postales relacionados con la educación, sellos donados por Rius al Museo de Filatelia de Oaxaca, donde ahora se exhibe una muestra de 800, La sonrisa filatélica, obsequiados por él.

“Es una colección preciosa con temas de historieta y caricaturas mundiales, de Mutt y Jeff a los Simpson, de Trucutú a Mafalda. Los timbres son breves compendios informativos y México nunca valoró su papel educativo. Ahora la filatelia va en retirada y está condenada a desaparecer.”   

Fuente: Proceso| ROBERTO PONCE