jueves, 31 de marzo de 2016

Megaproyectos profundizan pobreza en Oaxaca, alertan ONG

Uno de los parques eólicos en Oaxaca. Foto: Ezequiel Leyva

OAXACA, Oax.- A pesar de contar con una gran cantidad de programas sociales de combate a la pobreza y de instalar grandes proyectos como la refinería Antonio Dovalí Jaime y 27 proyectos eólicos, particularmente en la región del Istmo de Tehuantepec, las brechas de desigualdad y pobreza no sólo se han ampliado sino que incluso se profundizaron.

En su informe Desigualdad extrema y tendencias de desarrollo, Oxfam México y Servicios para una Educación Alternativa (Educa), centraron su atención en esta entidad, donde iniciativas como las Zonas Económicas Especiales (ZEE) sólo atentan contra las costumbres de las comunidades, conllevan problemas ambientales y pueden originar aún más polarización del ingreso, esto sin contar que a los habitantes de la región no se les ha consultado su puesta en marcha.

El informe fue centrado en los municipios de Salina Cruz, Juchitán de Zaragoza y San Mateo del Mar, en donde se midió el nivel de pobreza, el acceso a la alimentación y la calidad de los espacios, lo que derivó en que se reflejaran resultados que indican que el “gasto social no ha sido ejecutado de manera equitativa”.

Esta situación coloca a Oaxaca como uno de los estados con desigualdad extrema en un país con la desigualdad más alta del mundo.

Aunque la Iniciativa para las ZEE busque desarrollar económicamente a los territorios rezagados, los beneficios parecen recaer en particulares y externos, mientras que los habitantes locales se han visto del todo relegados, no se les ha consultado sobre la instalación de los requerimientos de los proyectos que, entre otros problemas, conllevan despojo de tierras, desplazamiento, exclusión y constantes violaciones a los derechos humanos, en especial hacia grupos indígenas.

También se menciona que la refinería Antonio Dovalí Jaime es uno de los centros petroleros más importantes en el país y ha convertido al puerto de Salina Cruz en uno de los municipios con mayor crecimiento económico desde hace décadas. No obstante, también ha generado nuevas brechas de desigualdad.

Y es que la economía se encuentra desarticulada, pues aunque los recursos que genera impactan los servicios, éstos suelen tener poco valor agregado. La producción local ha disminuido y las consecuencias negativas al medio ambiente no se han hecho esperar: la pesca de camarón, una de las actividades principales de la región, se ha visto severamente afectada por la contaminación de las aguas y ha dejado sin empleo a los istmeños.

Además, los habitantes de la localidad no figuran como proveedores de mano de obra calificada, por lo que no han contado con la oportunidad de incorporarse a las actividades de la zona, lo que los deja en rezago y desprotegidos.

La única opción de trabajo con la que han contado es ejercer labores en la construcción, dejándolos, por ejemplo, sin acceso a seguridad social y representando solamente opciones temporales de empleo que no les permiten acceder a mayor ingreso.

En tanto, los proyectos eólicos han convertido a la zona del Istmo en la principal generadora de energía, sin embargo, no han generado derramas económicas en la región.

Al contrario, a causa de este megaproyecto los zapotecos e ikoots se han movilizado en protestas, debido a que no se los ha consultado sobre la instalación de los aerogeneradores. Asimismo, se han visto despojados de sus tierras y sienten una clara amenaza a sus formas tradicionales de subsistencia, a saber, la agricultura familiar y la pesca artesanal.

El informe destaca que la disputa por las tierras ha sido otro factor de descontento, toda vez que habitantes de San Mateo del Mar y de Juchitán de Zaragoza han sido amenazados y despojados de sus tierras. Las rentas que las compañías extranjeras ofrecen a los dueños –que es gente de las comunidades–, aunque ínfimas, han agudizado las brechas de desigualdad (el costo debería ser de 3.9% y el pago que se ofrece hoy en la región oscila entre .025 a 1.5%).

Una preocupación más tiene que ver con las violaciones a los derechos que han sufrido los habitantes del Istmo por los generadores eólicos, aparte de la nula importancia que se ha dado a su cosmovisión, cuando para los ikoots la tierra es sagrada.

En conclusión, el informe revela que la pobreza no sólo toca los ámbitos de ingreso, sino los de los derechos sociales y humanos, aparte de que las inversiones económicas han polarizado a Oaxaca y ninguna región deja de presentar serias carencias.

Los promotores del estudio destacaron que la desigualdad en la distribución de ingreso ha sido mayor a la media nacional y la población indígena es a la que más le aqueja el tema de la desigualdad, del rezago social, de la pobreza y de la pobreza extrema.

También hicieron hincapié en que a escala federal el gasto público aún es muy pobre en política social y los programas han resultado poco efectivos. En cuanto a lo estatal, la Estrategia Bienestar para el Combate ha disminuido su presupuesto y la gente local no participa y, a nivel municipal, hay prácticamente nula coordinación entre los tres municipios, no hay recaudación y la ciudadanía no conoce los programas.

Lo anterior sin contar que las inversiones que se han hecho en el Istmo de Tehuantepec no han tenido los efectos positivos que se esperarían en las comunidades, debido a que la refinería en Salina Cruz no ha logrado impactar en el bienestar de la población; los proyectos de instalación de aerogeneradores de energía eólica constituyen una amenaza a las tradicionales formas de vida en la región y la ZEE puede asimismo impactar negativamente en el Istmo al potencializar el rezago y la marginación.





Fuente: Proceso|  PEDRO MATÍAS